Agua de bebida, ¿de alta o baja mineralización?
El agua potable que se suministra en las redes urbanas proviene de ríos y fuentes que también son vías de desecho para la industria y la agricultura, por lo que contienen metales y microorganismos nocivos. Para conseguir unos niveles de seguridad, es sometida a repetidos procesos mediante ósmosis, ozono, ultravioletas y cloración.
Es muy frecuente que existan grandes aportes de cloro para asegurar su potabilidad. No obstante estos procesos, durante todo el recorrido por la red hasta los domicilios, el agua acumula todo tipo de residuos desde que fuera tratada en las plantas potabilizadoras. A menudo se encuentran compuestos COV (compuestos orgánicos volátiles), fluoruros y otras 75.000 especies diferentes de compuestos que no se eliminan mediante las técnicas tradicionales de purificación, pero que prácticamente desaparecen al destilar el agua.
La destilación
es una técnica aplicada para potabilizar el agua del mar. Es una técnica costosa energéticamente. Común en misiones militares como en las recientes guerras del Golfo o de Irak para abastecer a las tropas, se aplica también a barcos de propulsión nuclear al tener acceso a una fuente de calor intensa y asequible, usándola también como refrigerante del reactor nuclear. En las plantas de desalinización para el consumo de la población civil, es poco frecuente la destilación, ya que hacen falta cantidades importantes de energía.
El consumo de agua destilada como bebida no tiene ningún estudio científico en contra, a la vez que sigue siendo recomendada hoy por sectores médicos, al igual que lo era desde finales del siglo XIX. La comercialización de aguas de "mineralización débil", así como la creciente presencia de equipos domésticos para la destilación o la ósmosis inversa, muestra que la pureza del agua en el consumo es deseable para la salud, a la vez que vuelve a ser un elemento importante de interés para el consumidor de las sociedades desarrolladas.
A pesar de que el agua está presente en todas partes y que por tanto el acceso a agua para el consumo debería ser fácil, el mercado del agua forma parte de grandes intereses económicos y geopolíticos en donde el mensaje de que es necesario comprar agua se mueve en las sociedades, por lo que la normalidad del consumo de agua destilada no es muy difundido. Existen estudios de bajo perfil científico que animan al consumo de agua embotellada. Suelen ser utilizados o promovidos por marcas comerciales para anunciar sus aguas como preventivas contra la caries, como complementos dietéticos o como remedio para enfermedades. Así, el Journal of General Internal Medicine publicó un estudio sobre el contenido mineral de diferentes aguas de consumo público en los EE. UU. El estudio concluyó que "el agua accesible a la mayoría de estadounidenses puede contener altas concentraciones de calcio, magnesio y sodio, y estas cantidades podrían suponer una parte importante de la ingesta diaria de dichos elementos. Los médicos deberían persuadir a los pacientes para que comprobaran dichas cantidades en el agua que beben a diario, y que éstos decidiesen a partir de estos datos." El estudio concluye que como el agua destilada no contiene sales minerales disueltas, éstas deberían proceder de la dieta. Sin embargo los datos científicos demuestran que la cantidad de sales en el agua es tan despreciable que con la normal ingesta común de comida durante el día no existe nunca tal déficit.
El agua mineral.
se obtiene de manantiales que llegan a la superficie mediante perforaciones de distinta profundidad. Lo que diferencia a ésta de otras aguas de bebida es su naturaleza mineral y su pureza original, ya que su origen subterráneo protege el acuífero de contaminaciones químicas o bacterianas. El agua mineral natural se define como "aguas bacteriológicamente sanas extraídas de yacimientos subterráneos y que brotan de un manantial en uno o varios puntos de alumbramiento naturales o perforados".
Otro tipo son las aguas de manantial: aguas potables de origen subterráneo que emergen espontáneamente a la superficie o se extraen mediante labores practicadas a tal efecto pero que previamente a su consumo precisan la aplicación de unos mínimos tratamientos físicos para la separación de materiales no deseables.
Según el contenido global en minerales, o de algunos de ellos, se distinguen varios tipos de agua mineral natural: Aguas de mineralización muy débil: residuo seco de hasta 50 mg/l de mineralización débil: residuo seco de hasta 500 mg/l de mineralización fuerte: residuo seco superior a 1500 mg/l Por otra parte, el pH informa del carácter ácido o alcalino de un agua, que puede estar influido por el CO2 disuelto, la cantidad de carbonatos y bicarbonatos que contenga, etc. Una de las características que define un agua mineral natural es su pureza, determinada en gran medida por la profundidad de la que procede. En la superficie de la tierra puede existir contaminación, microbiana y química, que disminuye conforme lo hace la profundidad. En el punto de salida, un agua mineral presenta cierta flora, autóctona o natural. Así, su recogida debe realizarse bajo condiciones que garanticen su calidad bacterológica original. Además, el almacenamiento debe realizarse en condiciones que aseguren su adecuada conservación, protegidos de la luz solar y olores agresivos, en un lugar fresco y seco.
Agua de mineralización débil para ancianos y bebés.
La elección de un agua concreta no tiene importancia en adultos sanos, pero sí en ancianos y bebés, que deberían consumir las de mineralización débil o muy débil. Los primeros, porque sus riñones ya están «cansados» de filtrar y no conviene sobrecargarlos. Y los segundos, porque sus órganos aún están inmaduros. En cualquier caso, se buscan efectos diuréticos o de arrastre de elementos que el organismo tiene que eliminar. En el caso de los ancianos, porque consecuencia del propio envejecimiento se altera el funcionamiento de los riñones; de esta manera se favorece a través de una mayor diuresis la eliminación de sustancias de desecho. Los bebés, al no tener totalmente desarrollada la capacidad de filtración renal, a través de la utilización de aguas de débil o muy débil mineralización se evita la formación de una orina concentrada con repercusiones negativas para su salud. Por otra parte, en la formación de los cálculos renales es de suma importancia el grado de concentración de la orina. Las aguas de débil mineralización son muy útiles en los planteamientos dietéticos de muchos enfermos litiásicos. Es bien sabido que este tipo de agua se elimina totalmente en 2 o 3 horas. Una eliminación tan brusca hace bajar la concentración de la orina y acelera la eliminación de productos de desecho evitando la acumulación de sustancias causantes de la formación de los cálculos. Su absorción por el intestino es muy rápida y completa provocando una abundante diuresis (volumen de orina). Para conseguir que la orina esté poco concentrada se necesita eliminar al menos 2 litros cada 24 horas. Para una persona en condiciones normales, esto supone beber unos 3 litros, de los cuales al menos el 50% será agua. El agua, además de prevenir la litiasis renal, favorece la expulsión de cálculos y evita su crecimiento. Así, se desaconseja el consumo de agua del grifo a los bebés hasta los dos años, no sólo porque dependiendo de la zona, esté muy mineralizada, sino porque puntualmente puede contener microbios. «Al agua mineral, por definición, se le supone la pureza; en la del grifo, por mucho que lleve cloro, puede haber cierta carga bacteriológica» Y, a veces, residuos peligrosos, como mercurio, plomo, arsénico o nitratos.
Bibliografía fuente de información
EUFIC European Food Information Council
Eva Serrano, Cómo elegir el agua adecuada para el bebé
Isidro Vitoria Miñana, Unidad de Nutrición, Hospital Infalntil La Fe, Valencia
EFE Salud
El agua potable que se suministra en las redes urbanas proviene de ríos y fuentes que también son vías de desecho para la industria y la agricultura, por lo que contienen metales y microorganismos nocivos. Para conseguir unos niveles de seguridad, es sometida a repetidos procesos mediante ósmosis, ozono, ultravioletas y cloración.
Es muy frecuente que existan grandes aportes de cloro para asegurar su potabilidad. No obstante estos procesos, durante todo el recorrido por la red hasta los domicilios, el agua acumula todo tipo de residuos desde que fuera tratada en las plantas potabilizadoras. A menudo se encuentran compuestos COV (compuestos orgánicos volátiles), fluoruros y otras 75.000 especies diferentes de compuestos que no se eliminan mediante las técnicas tradicionales de purificación, pero que prácticamente desaparecen al destilar el agua.
La destilación
es una técnica aplicada para potabilizar el agua del mar. Es una técnica costosa energéticamente. Común en misiones militares como en las recientes guerras del Golfo o de Irak para abastecer a las tropas, se aplica también a barcos de propulsión nuclear al tener acceso a una fuente de calor intensa y asequible, usándola también como refrigerante del reactor nuclear. En las plantas de desalinización para el consumo de la población civil, es poco frecuente la destilación, ya que hacen falta cantidades importantes de energía.
El consumo de agua destilada como bebida no tiene ningún estudio científico en contra, a la vez que sigue siendo recomendada hoy por sectores médicos, al igual que lo era desde finales del siglo XIX. La comercialización de aguas de "mineralización débil", así como la creciente presencia de equipos domésticos para la destilación o la ósmosis inversa, muestra que la pureza del agua en el consumo es deseable para la salud, a la vez que vuelve a ser un elemento importante de interés para el consumidor de las sociedades desarrolladas.
A pesar de que el agua está presente en todas partes y que por tanto el acceso a agua para el consumo debería ser fácil, el mercado del agua forma parte de grandes intereses económicos y geopolíticos en donde el mensaje de que es necesario comprar agua se mueve en las sociedades, por lo que la normalidad del consumo de agua destilada no es muy difundido. Existen estudios de bajo perfil científico que animan al consumo de agua embotellada. Suelen ser utilizados o promovidos por marcas comerciales para anunciar sus aguas como preventivas contra la caries, como complementos dietéticos o como remedio para enfermedades. Así, el Journal of General Internal Medicine publicó un estudio sobre el contenido mineral de diferentes aguas de consumo público en los EE. UU. El estudio concluyó que "el agua accesible a la mayoría de estadounidenses puede contener altas concentraciones de calcio, magnesio y sodio, y estas cantidades podrían suponer una parte importante de la ingesta diaria de dichos elementos. Los médicos deberían persuadir a los pacientes para que comprobaran dichas cantidades en el agua que beben a diario, y que éstos decidiesen a partir de estos datos." El estudio concluye que como el agua destilada no contiene sales minerales disueltas, éstas deberían proceder de la dieta. Sin embargo los datos científicos demuestran que la cantidad de sales en el agua es tan despreciable que con la normal ingesta común de comida durante el día no existe nunca tal déficit.
El agua mineral.
se obtiene de manantiales que llegan a la superficie mediante perforaciones de distinta profundidad. Lo que diferencia a ésta de otras aguas de bebida es su naturaleza mineral y su pureza original, ya que su origen subterráneo protege el acuífero de contaminaciones químicas o bacterianas. El agua mineral natural se define como "aguas bacteriológicamente sanas extraídas de yacimientos subterráneos y que brotan de un manantial en uno o varios puntos de alumbramiento naturales o perforados".
Otro tipo son las aguas de manantial: aguas potables de origen subterráneo que emergen espontáneamente a la superficie o se extraen mediante labores practicadas a tal efecto pero que previamente a su consumo precisan la aplicación de unos mínimos tratamientos físicos para la separación de materiales no deseables.
Según el contenido global en minerales, o de algunos de ellos, se distinguen varios tipos de agua mineral natural: Aguas de mineralización muy débil: residuo seco de hasta 50 mg/l de mineralización débil: residuo seco de hasta 500 mg/l de mineralización fuerte: residuo seco superior a 1500 mg/l Por otra parte, el pH informa del carácter ácido o alcalino de un agua, que puede estar influido por el CO2 disuelto, la cantidad de carbonatos y bicarbonatos que contenga, etc. Una de las características que define un agua mineral natural es su pureza, determinada en gran medida por la profundidad de la que procede. En la superficie de la tierra puede existir contaminación, microbiana y química, que disminuye conforme lo hace la profundidad. En el punto de salida, un agua mineral presenta cierta flora, autóctona o natural. Así, su recogida debe realizarse bajo condiciones que garanticen su calidad bacterológica original. Además, el almacenamiento debe realizarse en condiciones que aseguren su adecuada conservación, protegidos de la luz solar y olores agresivos, en un lugar fresco y seco.
Agua de mineralización débil para ancianos y bebés.
La elección de un agua concreta no tiene importancia en adultos sanos, pero sí en ancianos y bebés, que deberían consumir las de mineralización débil o muy débil. Los primeros, porque sus riñones ya están «cansados» de filtrar y no conviene sobrecargarlos. Y los segundos, porque sus órganos aún están inmaduros. En cualquier caso, se buscan efectos diuréticos o de arrastre de elementos que el organismo tiene que eliminar. En el caso de los ancianos, porque consecuencia del propio envejecimiento se altera el funcionamiento de los riñones; de esta manera se favorece a través de una mayor diuresis la eliminación de sustancias de desecho. Los bebés, al no tener totalmente desarrollada la capacidad de filtración renal, a través de la utilización de aguas de débil o muy débil mineralización se evita la formación de una orina concentrada con repercusiones negativas para su salud. Por otra parte, en la formación de los cálculos renales es de suma importancia el grado de concentración de la orina. Las aguas de débil mineralización son muy útiles en los planteamientos dietéticos de muchos enfermos litiásicos. Es bien sabido que este tipo de agua se elimina totalmente en 2 o 3 horas. Una eliminación tan brusca hace bajar la concentración de la orina y acelera la eliminación de productos de desecho evitando la acumulación de sustancias causantes de la formación de los cálculos. Su absorción por el intestino es muy rápida y completa provocando una abundante diuresis (volumen de orina). Para conseguir que la orina esté poco concentrada se necesita eliminar al menos 2 litros cada 24 horas. Para una persona en condiciones normales, esto supone beber unos 3 litros, de los cuales al menos el 50% será agua. El agua, además de prevenir la litiasis renal, favorece la expulsión de cálculos y evita su crecimiento. Así, se desaconseja el consumo de agua del grifo a los bebés hasta los dos años, no sólo porque dependiendo de la zona, esté muy mineralizada, sino porque puntualmente puede contener microbios. «Al agua mineral, por definición, se le supone la pureza; en la del grifo, por mucho que lleve cloro, puede haber cierta carga bacteriológica» Y, a veces, residuos peligrosos, como mercurio, plomo, arsénico o nitratos.
Bibliografía fuente de información
EUFIC European Food Information Council
Eva Serrano, Cómo elegir el agua adecuada para el bebé
Isidro Vitoria Miñana, Unidad de Nutrición, Hospital Infalntil La Fe, Valencia
EFE Salud